La Serpiente y el Cangrejo
Una vez, en las arenas de una playa, estaba un Cangrejo y una Serpiente que vivían juntos en gran armonía y amistad. Con frecuencia el Cangrejo quien tenía gran sencillez, hacia contrastar los malos instintos de la Serpiente, y siempre la aconsejaba abandonar aquella mala conducta. Un día por la mañana, la Serpiente se enroscó cautelosamente bajo un Joven veraneante que descansaba echado en la arena. Al sentirse este tocando, se levantó rápidamente y le dio un fuerte golpe con una vara a la Serpiente dejándola noqueada. El Cangrejo al ver en problemas a la Serpiente, acudió a su auxilio de inmediato. Cuando llegó, la vio tendida estirada y con tono compasivo, le dijo: "Puedo asegurar amiga Serpiente, que aquel Hombre no te hubiera golpeado, si en vez de encontrarte enroscada bajo su cuerpo, te hubiera visto ir tranquila y recta como lo estás ahora ahora, hacia otro lado."
Moraleja :Una vida recta y sincera, es larga y placentera.
Fabulas de Kathi y Fany
Fabulas
miércoles, 20 de mayo de 2015
Los años del Hombre
Una vez, cuando Dios creó al Hombre, le concedió vida corta, pero lo dotó de inteligencia. Éste construyó un hogar y se albergó en ella para protegerse de la intemperie y los estragos del clima. Un día, cuando el frio estaba en su máximo, algunos Animales se acercaron a la vivienda de los Humanos. El Hombre al verlos, les dio un hogar a cambio de unos años de sus vidas. Así, el Hombre logró mejorar y prolongar su vida con ayuda de los años del Caballo, del Buey y del Perro. Ésto también se refleja en el comportamiento de las personas. El hombre es inofensivo y amable en su primera edad que es el tiempo que le otorgó el Señor. Luego cuando se suma los años del Caballo, es orgulloso; cuando entra a los que corresponden del Buey, es apto para ordenar y dirigir; pero cuando acaba su existencia con los años del Perro, es irritable y gruñón.
Moraleja Si tienes la vida prestada, la mostrarás disfrazada.
Una vez, cuando Dios creó al Hombre, le concedió vida corta, pero lo dotó de inteligencia. Éste construyó un hogar y se albergó en ella para protegerse de la intemperie y los estragos del clima. Un día, cuando el frio estaba en su máximo, algunos Animales se acercaron a la vivienda de los Humanos. El Hombre al verlos, les dio un hogar a cambio de unos años de sus vidas. Así, el Hombre logró mejorar y prolongar su vida con ayuda de los años del Caballo, del Buey y del Perro. Ésto también se refleja en el comportamiento de las personas. El hombre es inofensivo y amable en su primera edad que es el tiempo que le otorgó el Señor. Luego cuando se suma los años del Caballo, es orgulloso; cuando entra a los que corresponden del Buey, es apto para ordenar y dirigir; pero cuando acaba su existencia con los años del Perro, es irritable y gruñón.
Moraleja Si tienes la vida prestada, la mostrarás disfrazada.
El Asno, el Perro, y el Lobo
Un día, caminaban muy cansados bajo el Sol un Asno con su carga, su Amo y el Perro. Cuando llegaron a la pradera, el Amo muy cansado se echó a dormir. El Burro se alejó un poco y se puso a pastar tranquilamente, por otro lado, el Perro que estaba muy cansado y hambriento, le dijo al Asno: "Amigo Asno, ¿me darías un poco de comida que hay en la cesta por favor?" El Burro le respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te dé de comer?" El Perro, no dijo nada más tras esto. Mientras el Asno seguía en lo suyo, la situación se puso seria cuando de repente apareció un Lobo, y se abalanzó sobre el Asno para devorarlo. Viéndose en gran lio, el Asno dijo al Perro: "¡Sálvame amigo Perro!" El Perro, respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te salve?"
Moraleja Si no das oportuna ayuda, no esperes que ésta a ti acuda.
Un día, caminaban muy cansados bajo el Sol un Asno con su carga, su Amo y el Perro. Cuando llegaron a la pradera, el Amo muy cansado se echó a dormir. El Burro se alejó un poco y se puso a pastar tranquilamente, por otro lado, el Perro que estaba muy cansado y hambriento, le dijo al Asno: "Amigo Asno, ¿me darías un poco de comida que hay en la cesta por favor?" El Burro le respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te dé de comer?" El Perro, no dijo nada más tras esto. Mientras el Asno seguía en lo suyo, la situación se puso seria cuando de repente apareció un Lobo, y se abalanzó sobre el Asno para devorarlo. Viéndose en gran lio, el Asno dijo al Perro: "¡Sálvame amigo Perro!" El Perro, respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te salve?"
Moraleja Si no das oportuna ayuda, no esperes que ésta a ti acuda.
La Hechicera
Una vez, en una comarca vivía una muy flaca Hechicera que había aprendido el arte de su madre y esta a su vez, la de la Abuela. Gracias a esto, ella ganaba mucho dinero engatusando a varios inocentes diciendo: "Damas y caballeros, tengo el poder de alejar la mala ventura de los hombres y de sus hogares. Yo los salvaré, a un precio muy módico." Con el pasar del tiempo, fue acusada por Brujería y un Tribunal, la condenó a perecer. La Hechicera suplico a un Juez tenga piedad de ella, pero este le dijo: "Decías poder alejar la ira de los dioses, si era cierto, ¿por qué no alejaste de ti la ira de los Jueces?" La Hechicera respondió: "Es que los jueces no son tontos Señor."
Moraleja Por más que uses las mañas, al inteligente no engañas.
Una vez, en una comarca vivía una muy flaca Hechicera que había aprendido el arte de su madre y esta a su vez, la de la Abuela. Gracias a esto, ella ganaba mucho dinero engatusando a varios inocentes diciendo: "Damas y caballeros, tengo el poder de alejar la mala ventura de los hombres y de sus hogares. Yo los salvaré, a un precio muy módico." Con el pasar del tiempo, fue acusada por Brujería y un Tribunal, la condenó a perecer. La Hechicera suplico a un Juez tenga piedad de ella, pero este le dijo: "Decías poder alejar la ira de los dioses, si era cierto, ¿por qué no alejaste de ti la ira de los Jueces?" La Hechicera respondió: "Es que los jueces no son tontos Señor."
Moraleja Por más que uses las mañas, al inteligente no engañas.
El Viento y la Leña
Una vez, la Leña por acción del fuego, se convirtió en una ardiente brasa, y viéndose en gran lió, clamó auxilio al Viento para no perecer: "¡Amigo mio, por favor, ayúdame!, ¡El calor me está matando!, ¡si esto sigue así, en poco me convertiré en cenizas!" El Viento, apiadado de la Leña dijo: "¡Allá voy amiga Leña!, ¡No temas!, ¡soplaré lo más fuerte que pueda para poder salvarte!" El Viento sopló y sopló todo lo que pudo, sin embargo, lo único que consiguió fue que la llama quemara más a la Leña. "¡Tienes que soplar más fuerte por favor... o no duraré ni un minuto más!" - le decía la Leña al Viento con desesperación. El Viento sopló todo lo que pudo por salvarla, pero a los pocos minutos, no quedó nada más que una ceniza en el suelo. El Viento se alejo pensando en que hizo más daño, que bien a la pobre Leña.
Moraleja Todo le pasa al revés, al que desdichado es.
Una vez, la Leña por acción del fuego, se convirtió en una ardiente brasa, y viéndose en gran lió, clamó auxilio al Viento para no perecer: "¡Amigo mio, por favor, ayúdame!, ¡El calor me está matando!, ¡si esto sigue así, en poco me convertiré en cenizas!" El Viento, apiadado de la Leña dijo: "¡Allá voy amiga Leña!, ¡No temas!, ¡soplaré lo más fuerte que pueda para poder salvarte!" El Viento sopló y sopló todo lo que pudo, sin embargo, lo único que consiguió fue que la llama quemara más a la Leña. "¡Tienes que soplar más fuerte por favor... o no duraré ni un minuto más!" - le decía la Leña al Viento con desesperación. El Viento sopló todo lo que pudo por salvarla, pero a los pocos minutos, no quedó nada más que una ceniza en el suelo. El Viento se alejo pensando en que hizo más daño, que bien a la pobre Leña.
Moraleja Todo le pasa al revés, al que desdichado es.
El Toro y las Cabras amigas
Un día en un hermoso prado, un Toro y Tres Cabras jugaban muy contentos. Con el pasar de los días, se hicieron buenos amigos. A lo lejos, un Perro vagabundo los observaba pero a la vez, no comprendía que hacían juntos aquellos animales. Luego, se dijo: "¿Pero que hace un Toro grande y robusto conviviendo con aquellas Cabras escuálidas y feitas?" Al día siguiente, el Toro se encontraba solo, así que el Perro se acercó a el y le dijo: "Estimado Toro, usted que es tan fuerte y grande, ¿qué hace al lado de aquellas flacas y desagradables Cabras?. Todo el mundo creerá que eres un Toro débil." El Toro, pensó sobre lo dicho por el Perro, así que se alejó de sus amigas Cabras. Mientras seguía sin rumbo, pensativo se dijo: "Ellas eran buenas y también divertía mucho. ¿Por qué me aleje de ellas e hice caso a un Perro vagabundo a quien no conocía?" Tras esto, el Toro regresó con sus Amigas para disculpase, y les prometió una gran y bonita amistad eterna.
Moraleja A la amistad la aleja quien con envidia aconseja.
Un día en un hermoso prado, un Toro y Tres Cabras jugaban muy contentos. Con el pasar de los días, se hicieron buenos amigos. A lo lejos, un Perro vagabundo los observaba pero a la vez, no comprendía que hacían juntos aquellos animales. Luego, se dijo: "¿Pero que hace un Toro grande y robusto conviviendo con aquellas Cabras escuálidas y feitas?" Al día siguiente, el Toro se encontraba solo, así que el Perro se acercó a el y le dijo: "Estimado Toro, usted que es tan fuerte y grande, ¿qué hace al lado de aquellas flacas y desagradables Cabras?. Todo el mundo creerá que eres un Toro débil." El Toro, pensó sobre lo dicho por el Perro, así que se alejó de sus amigas Cabras. Mientras seguía sin rumbo, pensativo se dijo: "Ellas eran buenas y también divertía mucho. ¿Por qué me aleje de ellas e hice caso a un Perro vagabundo a quien no conocía?" Tras esto, el Toro regresó con sus Amigas para disculpase, y les prometió una gran y bonita amistad eterna.
Moraleja A la amistad la aleja quien con envidia aconseja.
Los Caminantes
Hace mucho, dos amigos Caminantes estaban yendo hacia sus trabajos, hasta que de pronto, uno de ellos encontró un bolso con dinero. El otro amigo dijo: "¡Que felicidad y que buena suerte tenemos amigo!, ¡que gran hallazgo!" "¿Hemos?" - Respondió el hombre quien encontró el bolso - "Yo soy el que encontró y es mi buena suerte y felicidad." El otro amigo quedó en silencio y comprendió que estaba fuera del hallazgo. Mientras seguían su camino, apareció un grupo de ladrones. "Oh no... estamos perdidos..." - Dijo el dueño del hallazgo. "¿Perdidos?, solo tú estás perdido, ya que nadie más que tu ha hecho el gran hallazgo." - Respondió el otro Amigo. A todo esto, los ladrones rebuscaron a ambos hombres y al hallar al dueño del hallazgo, le quitaron todo el dinero sin antes, darle una buena paliza.
Moraleja Prueba la hiel, quien comió la miel.
Hace mucho, dos amigos Caminantes estaban yendo hacia sus trabajos, hasta que de pronto, uno de ellos encontró un bolso con dinero. El otro amigo dijo: "¡Que felicidad y que buena suerte tenemos amigo!, ¡que gran hallazgo!" "¿Hemos?" - Respondió el hombre quien encontró el bolso - "Yo soy el que encontró y es mi buena suerte y felicidad." El otro amigo quedó en silencio y comprendió que estaba fuera del hallazgo. Mientras seguían su camino, apareció un grupo de ladrones. "Oh no... estamos perdidos..." - Dijo el dueño del hallazgo. "¿Perdidos?, solo tú estás perdido, ya que nadie más que tu ha hecho el gran hallazgo." - Respondió el otro Amigo. A todo esto, los ladrones rebuscaron a ambos hombres y al hallar al dueño del hallazgo, le quitaron todo el dinero sin antes, darle una buena paliza.
Moraleja Prueba la hiel, quien comió la miel.
El Hombre el Niño y el Burro
Hace mucho, un Hombre y su Hijo iban de camino al mercado acompañados por su Burro. Mientras seguían su rumbo, una persona se les acercó y les dijo: "Amigos... No sean tontos... ¿para qué es un Burro sino para montarse?" El Hombre tras pensarlo, puso al Niño sobre el Burro y continuaron su camino. Al poco rato, fueron visto por un grupo de gente y estos dijeron: "Pero que Niño tan flojo. Él viajando tan tranquilo mientras su Padre camina." Tras esto, el Padre bajó al Niño y se monto en el Burro. Un rato después al llegar a otro pueblo, la gente comentó: "Debería avergonzarse ese Hombre. Estar montado tranquilamente en el Burro mientras su pobre Hijo camina." El Hombre, cargó a su Hijo y montaron juntos en el Burro. Mucho más luego, otra gente que estaba en el camino dijo: "Pero que vergüenza con ese Hombre y Niño... ¿No les da pena hacer cargar tanto peso al pobre Burro?" Entonces, el Niño y el Hombre tomaron un palo y colgaron al Burro por las patas, y luego lo llevaron continuando su camino. Al pasar por un puente, la gente de aquel lugar al verlos soltaron carcajadas. El Burro incomodo al estar de cabeza, trato de sacudirse y de la fuerza se cayó al agua. Como tenia sus pies amarrados, el Burro se ahogó.
Moraleja: Trata de complacer a todos y no complacerás a nadie.
Hace mucho, un Hombre y su Hijo iban de camino al mercado acompañados por su Burro. Mientras seguían su rumbo, una persona se les acercó y les dijo: "Amigos... No sean tontos... ¿para qué es un Burro sino para montarse?" El Hombre tras pensarlo, puso al Niño sobre el Burro y continuaron su camino. Al poco rato, fueron visto por un grupo de gente y estos dijeron: "Pero que Niño tan flojo. Él viajando tan tranquilo mientras su Padre camina." Tras esto, el Padre bajó al Niño y se monto en el Burro. Un rato después al llegar a otro pueblo, la gente comentó: "Debería avergonzarse ese Hombre. Estar montado tranquilamente en el Burro mientras su pobre Hijo camina." El Hombre, cargó a su Hijo y montaron juntos en el Burro. Mucho más luego, otra gente que estaba en el camino dijo: "Pero que vergüenza con ese Hombre y Niño... ¿No les da pena hacer cargar tanto peso al pobre Burro?" Entonces, el Niño y el Hombre tomaron un palo y colgaron al Burro por las patas, y luego lo llevaron continuando su camino. Al pasar por un puente, la gente de aquel lugar al verlos soltaron carcajadas. El Burro incomodo al estar de cabeza, trato de sacudirse y de la fuerza se cayó al agua. Como tenia sus pies amarrados, el Burro se ahogó.
Moraleja: Trata de complacer a todos y no complacerás a nadie.
El Asno y el Cerdo
Cierta vez, un Asno envidiaba la suerte de un Cerdo con el cual vivía en la misma Granja. Todos los días observaba al Cerdo y se decía a si mismo: "Vaya vida la del ese tipo. Todo el día comiendo y comiendo sin preocupación alguna, descansando tranquilamente y durmiendo cuando se le de la gana. En cambio para mi es todo lo contrario. Tengo muy poca comida, descanso muy poco y me obligan a trabajar a palos. Ese Cerdo no hace nada de provecho y come las más ricas verduras y deliciosos maíz. Que injusta es mi vida." Un día, cuando el Asno regresaba de sus arduas labores, notó que el Cerdo ya no estaba en la Granja. Más tarde ese mismo día mientras comían los Dueños en el Establo, el Asno escuchó lo que decían sobre del desaparecido Cerdo. La gran sorpresa fue, que el Cerdo pasó a ser la cena de los Granjeros. El Asno muy sorprendido y meditando se dijo: "Vaya. Yo envidiando la suerte del Cerdo inconscientemente, cuando debería estar agradecido de la mía.
Moraleja: No envidiemos la suerte ajena, vivamos felices con lo que somos y tenemos.
Moraleja: No envidiemos la suerte ajena, vivamos felices con lo que somos y tenemos.
El León y el Asno
Una vez, un Hambriento León invitó a un Asno a cazar. Una vez reunidos, éste le dijo: "Escóndete en la selva amigo Asno y rebuzna lo más fuerte que puedas." El León observando los lados de la Selva y dijo: "Yo me esconderé en aquel agujero de salida. Cuando los animales estén asustados por tu rebuzno, huirán hacia allá y los iré cazando uno tras uno." Tras esto, ambos pusieron en practica lo acordado. Al pasar el rato, la treta funcionó muy bien. Cuando el León ya tuvo muchas presas, el Burro salió de su escondite para acercarse al León y preguntarle: "¿Que tal lo hice señor León?" "Muy buen trabajo amigo Asno." - Dijo el León - "Ni yo mismo hubiera tenido tanto susto de no saber que eras un simple Asno.
Moraleja
El miedo no te llega, si sabes de donde viene.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)